martes, 31 de mayo de 2016



ARTÍCULO FINAL. (Corregido)

He de reconocer que tenía muchas ganas de esta asignatura, no solo por todas las personas que hablan fenomenal de esta asignatura sino por matar la intriga de cómo sería. De todos modos por la falta de tiempo no he podido dedicarle mucho tiempo pero esos “pequeños”, y digo “pequeños” por no decir semanas entre horas y horas, los he disfrutado como antaño. Es una asignatura que habría que meterle muchísimas más horas, por lo que supone, por su practicidad y sobre todo por todo lo que te aporta a la hora de aprender nuestro futuro oficio. Desde el primer ejercicio hasta el último se entiende perfectamente la funcionalidad de los ejercicios y qué decir de los apuntes... Más que completos, muy bien explicados y sobre todo dirigidos a la gente de semipresencial.

Pienso que es una asignatura muy importante que nos brinda la oportunidad de abrir los ojos. De mirar atrás y recordar. De explorar en el interior de uno mismo y reaprender a mirar más allá desde la propia práctica. Todo ello, para que en un futuro hagamos las cosas correctamente, para ser capaces de transmitir a nuestros alumnos el arte de la literatura desde el propio conocimiento de la misma y adaptándolo a las necesidades de nuestros alumnos para su propio desarrollo.

Desde el primer bloque hasta el último se ha basado en la práctica, utilizando nuestros conocimientos previos y aquellos que nos brindaban los apuntes para darnos cuenta de aquello que no sabíamos, lo que sabíamos y aquello que debíamos mejorar. Entre ellos el concepto de la declamación o la paraliteratura. Paraliteratura, un concepto que desconocía, para mí todo era literatura. He de admitir que a veces veo que estoy anclado en el pasado porque aquello que busco para mis alumnos tiene un objetivo moralizante. Olvidándome del simple placer de leer. Aquello que debemos inculcar a nuestros alumnos el día de mañana mediante actividades prácticas, análisis de aquello que leímos y eligiendo aquellos libros que se adecuen a la etapa de su desarrollo evolutivo, motivación y sobre todo a sus intereses. Parece tan simple dicho así, que parece mentira que fue el trabajo más “complicado de todos” y digo “complicado” porque no es que no sepamos verlo con nuestros propios ojos y analizar el libro, no... Sino que debemos analizarlo en función de los receptores, viendo si es adecuado o no a la edad y sobre todo saber explicar el por qué.

Por ello he de decir que esta asignatura me ha recordado que no solo tengo que leer libros de adultos. Si busco una buena formación y ser un buen profesor ¿por qué no comenzar, de vez en cuando, a leer literatura infantil? Analizarlo y clasificarlo como un libro apto para aquellos alumnos que muestren interés por un tema u otro. ¿Acaso no lo hacemos en la elección de nuestros libros?

Lo que me llevo de este primer bloque es conseguir que los niños conozcan el placer de leer mediante un trabajo previo a la elección del libro. Sin motivación no vamos a alcanzar esa meta. Por ello debemos comprender su etapa del desarrollo, analizar sus intereses y elegir el libro que se adecue a ellos.

Del segundo bloque que decir. Me sentí de nuevo en la escuela. Es un tema que me encanta sobre todo por ver cómo han evolucionado los textos folclóricos. Como bien mencione anteriormente me encantan todos aquellos libros que tienen un moraleja entre líneas (paraliteratura). Me he dado cuenta que casi todos los libros que leía de pequeño por interés, eran fábulas, mitos o leyendas. Me encanta saber que son cuentos que se han ido adaptando con el paso del tiempo según las culturas. Un legado que no podemos olvidar. Desde muy pequeño me ha interesado mucho el pasado, la historia y el cómo han llegado a nuestras manos estas historias. Conozco a los hermanos Grimm, son muchas las cañas que nos hemos tomado mis amigos y yo, analizando los porqués de estos libros folclóricos. Analizando distintas épocas de nuestra historia y como evolucionaron a aquellas que hoy día tenemos en nuestras bibliotecas de casa.

Creo que este bloque ha sido uno de los que más he disfrutado junto al bloque 5. Saber que nosotros mismos somos capaces de seleccionar y adaptar una historia, sin destrozarla, para luego contárselo oralmente a nuestros alumnos, no tiene precio. Este bloque me ha despertado muchos recuerdos de cuando iba al colegio, puesto que me encantaba crear cuentos y adaptar historias a mis conocimientos.

Respecto al tercer bloque, que decir... un reto. Sobre todo por la temporalización de actividades. Una cosa que me cuesta un montón. Se me ocurren tantas cosas por hacer que necesitaría que el día tuviese 48 horas, de esas 24 en la escuela. Pero por ello tenía a mi compañera que me bajaba de las nubes y culminamos en una semana que se caracteriza por actividades lúdicas, intentando no excedernos en la cantidad sino en su calidad. Desde el primer momento nos pusimos de acuerdo en que no íbamos a hacer una semana cultural en la que todo fuese chapa y teoría. Elegimos a Cervantes no solo por su importancia y su IV centenario de su muerte, sino por aquellos recuerdos que teníamos de pequeños sobre las locas aventuras de Don Quijote.

Pues bien, el tema lo elegimos, comenzamos en brainstorming y todo comenzó cuando debíamos unir las actividades. Realmente no fue complicado puesto que trabajar con mi compañera es un placer y nos entendemos a la primera, o más bien ella me entiende. Lo complicado fue cuando comenzamos a pensar la puesta en escena y en un centro aún más grande. Es un trabajo ficticio, que si nos costó a los dos adaptarlo a nuestros alumnos, no quiero imaginar lo complicado que será uno real. Sobre todo cuando quieres salir de esas semanas culturales típicas de todos los colegios, donde acabas hasta los mismísimos de hablar del mismo autor y leer y leer de él, rellenando fichas y olvidándonos de la propia esencia del aprendizaje mediante el juego.

Claro está que todo esto requiere mucho tiempo y sobre todo ganas de crear motivación en los alumnos para que quieran saber más de este autor, para que quieran leerse sus libros (adaptado a su edad) despertando su interés. Un trabajo durísimo pero que al final de la semana, si todo sale bien, sería la mayor satisfacción de los docentes. De todos modos, miedo me da, saber cómo será el día de mañana la comunicación que exista en el colegio para hacer una gran semana cultural, coordinarlo todo bien para que los niños puedan disfrutar aprendiendo.


El bloque cuatro es en mi opinión uno de los más importantes a la hora de suscitar ese interés por la lectura. Trabajar el libro y sacarle todo el beneficio que esta nos brinda. Este bloque es uno de los claros ejemplos de darnos a entender lo que no debemos hacer con nuestros alumnos. Es decir, aquello que siempre hemos visto en nuestras aulas. El profesor elige el libro, se lee en casa con una fecha límite y después un examen de conocimiento. No podemos pretender que así se aficionen a la lectura nuestros alumnos. No lo haría ni yo.

Es el bloque que nos hace despertar y que el propio docente se divierta creando actividades para animar la lectura. Un trabajo difícil porque siempre tendemos a los típicos ejercicios de conocimiento. Hay libros que facilitan más la creación de actividades y otras no. Pero en mi opinión siempre debemos analizar los capítulos, hablar con nuestros alumnos sobre lo que les a gustado, lo que no y sobre todo suscitar el interés por el siguiente capítulo.

Respecto al último bloque... sin palabras... me gustaría poder tener más tiempo y enfrentarme al folio en blanco y esa mente que no para de imaginar. Pero ¿cómo plasmar aquello? Admito que en un principio estaba bloqueado. No sabía qué historia hacer y sobre todo adaptarlo a una edad concreta. Además hay tantos ejemplos para crear, que no sabía bien cual hacer. Cuando comencé a escribir todo cambió.

Como ya mencione anteriormente este bloque me ha despertado recuerdos que los tenía olvidados. Recuerdos donde me encantaba crear cuentos, modificarlos, hacer la portada, incluso después grabarlos en el casete con diferentes voces de cada personaje. Lo que nunca pensé es en una creación del libro con distintos materiales en el aula. El hecho de que los niños creen el libro y puedan disponer de él en forma física me parece genial. Se me ocurrió encuadernar los cuentos como en la actividad 4, pero no que ellos mismos crearan el libro.

Si me quedo con alguna palabra de esta asignatura, me quedo con la palabra DESARROLLO EVOLUTIVO. Todo ello sin olvidarnos del interés y motivación. No podemos pretender que los niños adoren la lectura leyendo cualquier cosa. Debemos conocer a nuestros alumnos, observarles, ver sus intereses y sobre todo tener en cuenta su desarrollo evolutivo. Una cosa que es obvia pero muchas veces la olvidamos a la hora de escoger un libro. Simplemente porque nos gusta a nosotros y no somos nosotros quienes tienen que aficionarse a la lectura. Sino que son ellos a los que debemos pasar este legado que tanto disfrutamos nosotros hoy día.

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