ARTÍCULO
FINAL. (Corregido)
He de
reconocer que tenía muchas ganas de esta asignatura, no solo por todas las
personas que hablan fenomenal de esta asignatura sino por matar la intriga de cómo
sería. De todos modos por la falta de tiempo no he podido dedicarle mucho
tiempo pero esos “pequeños”, y digo “pequeños” por no decir semanas entre horas
y horas, los he disfrutado como antaño. Es una asignatura que habría que
meterle muchísimas más horas, por lo que supone, por su practicidad y sobre
todo por todo lo que te aporta a la hora de aprender nuestro futuro oficio.
Desde el primer ejercicio hasta el último se entiende perfectamente la
funcionalidad de los ejercicios y qué decir de los apuntes... Más que
completos, muy bien explicados y sobre todo dirigidos a la gente de
semipresencial.
Pienso que
es una asignatura muy importante que nos brinda la oportunidad de abrir los
ojos. De mirar atrás y recordar. De explorar en el interior de uno mismo y
reaprender a mirar más allá desde la propia práctica. Todo ello, para que en un
futuro hagamos las cosas correctamente, para ser capaces de transmitir a
nuestros alumnos el arte de la literatura desde el propio conocimiento de la
misma y adaptándolo a las necesidades de nuestros alumnos para su propio
desarrollo.
Desde el
primer bloque hasta el último se ha basado en la práctica, utilizando nuestros
conocimientos previos y aquellos que nos brindaban los apuntes para darnos
cuenta de aquello que no sabíamos, lo que sabíamos y aquello que debíamos
mejorar. Entre ellos el concepto de la declamación o la paraliteratura.
Paraliteratura, un concepto que desconocía, para mí todo era literatura. He de
admitir que a veces veo que estoy anclado en el pasado porque aquello que busco
para mis alumnos tiene un objetivo moralizante. Olvidándome del simple placer
de leer. Aquello que debemos inculcar a nuestros alumnos el día de mañana
mediante actividades prácticas, análisis de aquello que leímos y eligiendo
aquellos libros que se adecuen a la etapa de su desarrollo evolutivo,
motivación y sobre todo a sus intereses. Parece tan simple dicho así, que
parece mentira que fue el trabajo más “complicado de todos” y digo “complicado”
porque no es que no sepamos verlo con nuestros propios ojos y analizar el libro,
no... Sino que debemos analizarlo en función de los receptores, viendo si es
adecuado o no a la edad y sobre todo saber explicar el por qué.
Por ello he
de decir que esta asignatura me ha recordado que no solo tengo que leer libros
de adultos. Si busco una buena formación y ser un buen profesor ¿por qué no comenzar,
de vez en cuando, a leer literatura infantil? Analizarlo y clasificarlo como un
libro apto para aquellos alumnos que muestren interés por un tema u otro.
¿Acaso no lo hacemos en la elección de nuestros libros?
Lo que me
llevo de este primer bloque es conseguir que los niños conozcan el placer de
leer mediante un trabajo previo a la elección del libro. Sin motivación no
vamos a alcanzar esa meta. Por ello debemos comprender su etapa del desarrollo,
analizar sus intereses y elegir el libro que se adecue a ellos.
Del segundo
bloque que decir. Me sentí de nuevo en la escuela. Es un tema que me encanta
sobre todo por ver cómo han evolucionado los textos folclóricos. Como bien
mencione anteriormente me encantan todos aquellos libros que tienen un moraleja
entre líneas (paraliteratura). Me he dado cuenta que casi todos los libros que
leía de pequeño por interés, eran fábulas, mitos o leyendas. Me encanta saber
que son cuentos que se han ido adaptando con el paso del tiempo según las
culturas. Un legado que no podemos olvidar. Desde muy pequeño me ha interesado
mucho el pasado, la historia y el cómo han llegado a nuestras manos estas
historias. Conozco a los hermanos Grimm, son muchas las cañas que nos hemos
tomado mis amigos y yo, analizando los porqués de estos libros folclóricos.
Analizando distintas épocas de nuestra historia y como evolucionaron a aquellas
que hoy día tenemos en nuestras bibliotecas de casa.
Creo que
este bloque ha sido uno de los que más he disfrutado junto al bloque 5. Saber
que nosotros mismos somos capaces de seleccionar y adaptar una historia, sin
destrozarla, para luego contárselo oralmente a nuestros alumnos, no tiene
precio. Este bloque me ha despertado muchos recuerdos de cuando iba al colegio,
puesto que me encantaba crear cuentos y adaptar historias a mis conocimientos.
Respecto al
tercer bloque, que decir... un reto. Sobre todo por la temporalización de
actividades. Una cosa que me cuesta un montón. Se me ocurren tantas cosas por
hacer que necesitaría que el día tuviese 48 horas, de esas 24 en la escuela.
Pero por ello tenía a mi compañera que me bajaba de las nubes y culminamos en
una semana que se caracteriza por actividades lúdicas, intentando no excedernos
en la cantidad sino en su calidad. Desde el primer momento nos pusimos de
acuerdo en que no íbamos a hacer una semana cultural en la que todo fuese chapa
y teoría. Elegimos a Cervantes no solo por su importancia y su IV centenario de
su muerte, sino por aquellos recuerdos que teníamos de pequeños sobre las locas
aventuras de Don Quijote.
Pues bien,
el tema lo elegimos, comenzamos en brainstorming y todo comenzó cuando debíamos
unir las actividades. Realmente no fue complicado puesto que trabajar con mi
compañera es un placer y nos entendemos a la primera, o más bien ella me
entiende. Lo complicado fue cuando comenzamos a pensar la puesta en escena y en
un centro aún más grande. Es un trabajo ficticio, que si nos costó a los dos
adaptarlo a nuestros alumnos, no quiero imaginar lo complicado que será uno
real. Sobre todo cuando quieres salir de esas semanas culturales típicas de
todos los colegios, donde acabas hasta los mismísimos de hablar del mismo autor
y leer y leer de él, rellenando fichas y olvidándonos de la propia esencia del
aprendizaje mediante el juego.
Claro está
que todo esto requiere mucho tiempo y sobre todo ganas de crear motivación en
los alumnos para que quieran saber más de este autor, para que quieran leerse
sus libros (adaptado a su edad) despertando su interés. Un trabajo durísimo
pero que al final de la semana, si todo sale bien, sería la mayor satisfacción
de los docentes. De todos modos, miedo me da, saber cómo será el día de mañana
la comunicación que exista en el colegio para hacer una gran semana cultural,
coordinarlo todo bien para que los niños puedan disfrutar aprendiendo.
El bloque
cuatro es en mi opinión uno de los más importantes a la hora de suscitar ese
interés por la lectura. Trabajar el libro y sacarle todo el beneficio que esta
nos brinda. Este bloque es uno de los claros ejemplos de darnos a entender lo
que no debemos hacer con nuestros alumnos. Es decir, aquello que siempre hemos
visto en nuestras aulas. El profesor elige el libro, se lee en casa con una
fecha límite y después un examen de conocimiento. No podemos pretender que así
se aficionen a la lectura nuestros alumnos. No lo haría ni yo.
Es el bloque
que nos hace despertar y que el propio docente se divierta creando actividades
para animar la lectura. Un trabajo difícil porque siempre tendemos a los
típicos ejercicios de conocimiento. Hay libros que facilitan más la creación de
actividades y otras no. Pero en mi opinión siempre debemos analizar los
capítulos, hablar con nuestros alumnos sobre lo que les a gustado, lo que no y
sobre todo suscitar el interés por el siguiente capítulo.
Respecto al
último bloque... sin palabras... me gustaría poder tener más tiempo y
enfrentarme al folio en blanco y esa mente que no para de imaginar. Pero ¿cómo
plasmar aquello? Admito que en un principio estaba bloqueado. No sabía qué
historia hacer y sobre todo adaptarlo a una edad concreta. Además hay tantos
ejemplos para crear, que no sabía bien cual hacer. Cuando comencé a escribir
todo cambió.
Como ya
mencione anteriormente este bloque me ha despertado recuerdos que los tenía
olvidados. Recuerdos donde me encantaba crear cuentos, modificarlos, hacer la
portada, incluso después grabarlos en el casete con diferentes voces de cada
personaje. Lo que nunca pensé es en una creación del libro con distintos
materiales en el aula. El hecho de que los niños creen el libro y puedan
disponer de él en forma física me parece genial. Se me ocurrió encuadernar los
cuentos como en la actividad 4, pero no que ellos mismos crearan el libro.
Si me quedo
con alguna palabra de esta asignatura, me quedo con la palabra DESARROLLO
EVOLUTIVO. Todo ello sin olvidarnos del interés y motivación. No podemos
pretender que los niños adoren la lectura leyendo cualquier cosa. Debemos conocer
a nuestros alumnos, observarles, ver sus intereses y sobre todo tener en cuenta
su desarrollo evolutivo. Una cosa que es obvia pero muchas veces la olvidamos a
la hora de escoger un libro. Simplemente porque nos gusta a nosotros y no somos
nosotros quienes tienen que aficionarse a la lectura. Sino que son ellos a los
que debemos pasar este legado que tanto disfrutamos nosotros hoy día.
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